El emblemático caso de Aarón Vásquez y el rol que jugó la Clínica de Justicia Criminal

En la madrugada del 28 de octubre de 2006, ocurrió uno de los crímenes que marcaron el inicio de la Reforma Procesal Penal en Santiago y que fue uno de los primeros casos donde se aplicó la nueva Ley de Responsabilidad Adolescente: el asesinato con un bate de béisbol del jóven Alejandro Inostroza por parte de Aaron Vásquez en la comuna de Providencia.

 

Lo que empezó como una riña terminó con la vida de Inostroza, luego de que Vásquez -según la acusación del Ministerio Público- usara un bate de béisbol de aluminio para golpear a la víctima y dos de sus amigos. “El acusado Aarón Vásquez, de inmediato comenzó a golpear a las víctimas Inostroza, Mejías y Cornejo con el citado bate de beisball, procedió acto seguido a dar un golpe violento en las costillas a Alejandro Inostroza Villarroel, a quien continuó golpeando, mientras la víctima se cubría con sus brazos, tratando de defenderse de los golpes. Luego el acusado Aarón Vásquez, procedió a golpear violentamente en la cabeza al Sr. Inostroza, quien producto del golpe cayó desplomado al suelo”, dice la acusación.

 

Producto de los golpes Vásquez le propinó a Inostroza, este falleció el día 4 de noviembre de 2006 por un traumatismo cráneo encefálico complicado.

 

Desde el primer minuto, la familia de Alejandro Inostroza acudió a la Clínica de Justicia Criminal UDP para que los asesorara en el caso. Tras la investigación y juicio, el 27 de julio de 2007 fue condenado por el Tercer Tribunal de Juicio Oral en lo Penal a tres años en régimen semicerrado en un centro del Sename, como autor del delito de homicidio simple.

 

Sin embargo, la Clínica decidió presentar un recurso de nulidad ya que habría calificado erróneamente la conducta de Aarón Vásquez como homicidio simple debido a que, con los mismos hechos que dio por acreditado el tribunal, debiera habérsele condenado por homicidio calificado con alevosía, agravándose así la sanción a cumplir. “Consideramos que es correcto aplicar la Nueva Ley de Responsabilidad Adolescente en este caso, pero ella debe aplicarse de una manera que no sea sinónimo de impunidad”, afirmó en ese entonces, Felipe Marín, abogado de la Clínica Jurídica de Justicia Criminal UDP y quien representaba a la familia junto a otros profesores (Mauricio Duce, Cristián Riego y Álvaro Castro) y ocho alumnos que cursan cuarto y quinto año.

 

Tras la confirmación de la nulidad por parte de la Corte de Apelaciones, y en un nuevo juicio, Vásquez fue condenado a siete años de presidio, lo que fue confirmado por la Corte Suprema en marzo de 2008.

 

La labor que ha realizado la Clínica en el caso fue reconocida públicamente por Carlos Inostroza, padre del joven asesinado, al momento de presentar el recurso de nulidad. “La familia del asesino ha dedicado cuantiosos recurso para confundir a la opinión pública, ahora ‘casualmente’ consiguen una parcela de agrado para que cumpla su pena… Nuestros abogados de la Universidad Diego Portales son absolutamente gratis, nosotros no tenemos otros recursos, por eso luchamos por que se haga justicia sin tener grandes cantidades de dinero”, sostuvo.

 

Para los estudiantes que participaron en el desarrollo del juicio, como para Ignacio Flores, la experiencia fue marcadora, “lejos, lo más importante que me ha pasado en la carrera”, dice sin titubeos. Él y sus compañeros tuvieron que investigar, preparar los argumentos, asistir a las audiencias y mucho más.

 

Conocieron la parte jurídica y también la humana. Trabajaron “codo a codo” con la fiscalía, tuvieron acceso a la carpeta con fotos de la autopsia y también se reunieron con los padres, los amigos, la ex polola de la víctima, involucrándose profesional y emocionalmente con el caso. “La parte jurídica ha sido súper entretenida e interesante y reafirmó mi decisión de dedicarme a esto”, señala Ignacio, “pero la parte humana también ha sido súper fuerte”. Estar en contacto con los padres  del joven ciclista, recalca, “y entender que es imposible reparar la pérdida que ellos sufrieron al perder un hijo, para nosotros fue muy impactante. Ver a la mamá declarando en el juicio fue muy conmovedor, a todos nos dio mucha pena. Fue increíble lo comprometidos que estábamos todos con el caso”.

 

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Profesor/a

Cristian De Feudis

Ayudante (s)

Valentina Zúñiga Ovando, Matías Barahona de la Cerda

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